Vivimos en pleno siglo XXI, donde la tecnología ha avanzado a velocidades extremas, haciendo que en una media de 20 años se haya transformado nuestra manera de vivir, trabajar, comunicarnos, divertirnos o estudiar.
Esto no ha dejado indiferente al mundo de la educación, donde en la última década se han incorporado a las escuelas aulas de informática, pizarras digitales, ordenadores portátiles, tablets y se ha introducido el contenido digital que, cada vez más, va sustituyendo al material tradicional.
¿Qué tiene la tecnología que la hace tan útil y necesaria para la escuela? Es sencillo. Un aparato con conexión a Internet nos abre una ventana al mundo a la que antiguamente no se tenía acceso. Tenemos acceso a muchísima información de todos los temas de los que queramos saber y en diferentes formatos: imágenes, vídeos, gifs, textos, podcasts, infografías... Y todo simplemente haciendo un click.
Antes de la enseñanza digital, la educación se limitaba a lo que sabía el maestro y el libro que se estuviera utilizando, al lápiz y papel, una educación estática en contenido y sobre todo basada en la teoría.
Hoy en día nos encontramos con una educación en pleno proceso de cambio y gran culpa de ello tiene la introducción de las tecnologías de la información y la comunicación a la escuela. Se prioriza mucho más la práctica que la teoría y que los alumnos sean competentes en todos los ámbitos de la vida, incluido la competencia digital.
La tecnología en las metodologías actuales, incluyendo AICLE, es necesaria, ya que sin ella nos quedaría una enseñanza pobre, poco motivadora y poco flexible. Todos los recursos online (la mayoría de ellos gratuitos) permiten al docente y a sus estudiantes comunicarse, investigar, repasar, conocer, ver y aprender a través de aulas virtuales, blogs, cuestionarios, vídeos educativos, enciclopedias o diccionarios en red, etc.
Al tratarse de una metodología que involucra el uso progresivo de la lengua extranjera como legua vehicular en las aulas, la tecnología hace que este proceso se vuelva mucho más natural, flexible y motivador, ya que el alumno puede repasar, aprender o buscar información extra a través de las redes, buscar dudas e incluso consultar cómo decir algo en el idioma que se requiere, pronunciado, escrito o cómo él/ella prefiera.
Evidentemente, la incorporación de las tecnologías digitales en las aulas debe ir acompañada de nuevos planes de estudio, una nueva organización, nuevas formas de evaluar y nuevos procedimientos administrativos. Por ello, es necesario que exista un compromiso de todos los miembros involucrados en la educación para que la tecnología pueda incorporarse al 100% con éxito y así lograr una enseñanza más eficiente para todos.
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